lunes, 10 de julio de 2017

¿Alguién sabe a dónde vamos?

A veces, vale la pena hacer un alto para respirar y saber hacia dónde nos dirige este mundo invadido por la inmediatez, la sobreactuación, el efectismo y, porque no decirlo, la estupidez. Ver a un presidente de los EE.UU. promocionarun vídeo en el que aparece golpeando a otro individuo cuya cabeza son lassiglas de la CNN es algo que, explicado hace unos años, nos hubiera parecido por lo menos 'freaky', por no utilizar un adjetivo más contundente.

Mientras los medios de información tradicionales reciben su particular paliza en forma de pérdida de seguidores, el mundo asiste impertérrito a una degradación progresiva de la información. En aras de la supuesta libertad todo el mundo opina, califica y juzga los hechos sin atender al mínimo rigor. ¿Para ello se crearon las redes sociales?. Y es que opinar es gratis mientras que contrastar los hechos cuesta dinero como afirmaba el intelectual británico y columnista de The Guardian, Timothy Garton Ash en una reciente conferencia en Barcelona. Los medios de comunicación social – Twitter, Facebook…- han pasado de ser la autopista de la libertad para ejercer una curiosa dictadura del algoritmo, ese enorme aluvión de datos (big data) que amenaza la misma esencia de la democracia. Se fomenta la reacción, la opinión ignorante o la simple irracionalidad.

Y en este contexto, los profesionales de la comunicación qué les decimos a nuestros clientes, qué enseñamos a nuestros alumnos. Muchos han decidido surfear la ola dejándose llevar a un lugar desconocido mientras otros se resisten al devenir de un tiempo nuevo. Otros, con muchas dudas, nos gustaría reflexionar hacia dónde vamos. ¿Habrá tiempo o esto de pensar y cuestionarse las cosas ya es de otra época? 

consejero delegado de IMPART, gabinete de prensa y comunicación

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